Nervios

Un impulso en el pecho activa mi organismo y el silencio me dice "otra vez", "de nuevo".

Un poco cabizbajo me afeito, me perfumo y salgo. Llego temprano, o justo, no tengo idea la verdad. Me siento, un viento frío, helado y la espera. Tus ojos, ese gesto de mirar hacia un costado, una cartera que dejás y volvés a agarrar, no soy el único nervioso, me acomodo en la silla. Unas papas imperiales, bebidas sin alcohol, otra vez el mismo tema. La cartera que no se queda quieta, me saco la pielcita de los dedos, me acerco y te hablo confidente. Me mirás los labios. Me doy cuenta de que me mirás los labios. Me da pánico, me apoyo en el respaldo buscando aire, espacio, razón.

"Otra vez".

Invento preguntas, tengo una estrategia, funciona. Me río de todo, te contagiás, te pregunto otra cosa. Sos alérgica, yo no traigo pañuelos. Te vas y luego volvés. El aire ahora más frío, las papas imperiales calientes. Bebidas de pera y de manzana. El mismo una vez más. Algunas risas, las vacaciones, el baño del bar. Luego, el teatro y el cine, las películas argentinas. Los viajes, las provincias, el tren de las nubes. Taylor Swift, Coldplay, Harry Styles.  Chile no, Mendoza, El bolsón. Las papas imperiales que ahora están frías. Como vos y otra mesa, un bostezo. El silencio, otra pregunta, y de nuevo el silencio. Las miradas, otro bostezo ahora inevitable. Cierta resistencia, dos palabras, la cuenta, el silencio. Los ojos.

"De nuevo".

Nos vamos, el camino, el futuro. Alguna risa, la calma, la anécdota. Los bichos, el yacaré, el aire, la noche. El cielo, las manos en los bolsillos. Llegamos, gracias, un beso en la mejilla  y "tenemos que volver a vernos". Y la pausa, y la sonrisa y un adiós.

Y "otra vez", "de nuevo".

El silencio me aturde con esas palabras, otra vez. Y de nuevo un comienzo. El silencio, otra vez. El silencio de vuelta a casa me grita "de nuevo". Vuelvo de conocer a alguien "otra vez" y "de nuevo" los mismos mecanismos que el silencio. Cómo aturde el silencio otra vez y de nuevo conocer a alguien para llegar al punto exacto en que duela.

Otra vez.

Y de nuevo.