La frase nada de lo que sucede se olvida aunque no puedas recordarlo es cierta. Acabo de fumar tres pitadas de medio porro y las flores son un camino a la puerta del inconsciente. La puerta quedó abierta. Los sueños y las sensaciones cruzan esta puerta y se establecen justo detrás de los ojos. A lo largo de la sien. Esas son las nubecitas. El arcoíris de ideas que cruzan a nuestro presente/consciente. Allí la puerta se abre a cada recuerdo hecho de sensaciones, el umbral entre el sentido y el mundo, la teoría freudiana y la semiótica de Ch. Sa. Peirce se complementan. Lógica y fenomenología se encuentran y se asisten. Allí las dudas cuánticas y problemas de física se alumbran. El lenguaje ayuda a interpretar ese núcleo. Todas las dudas magufo-científicas se imbrican. Allí discutimos con Matías. Sin querer tratarlo de tonto, por el contrario. Por eso nada puede olvidarse realmente. Las drogas son esa puerta abierta donde el recuerdo apenas funciona como una ventana cerrada. No se olviden que soy escritor. Me gustan las metáforas.