Uno no puede saber dónde empieza y dónde termina una época determinada, esta es la cuestión con el Tiempo y la condición humana. ¿En qué momento comienza la adolescencia, o la adultez, o la noción que tenemos de nosotros mismos?
Cuando tenía alrededor de diecisiete años hice un grupo de amigos muy particular. A ellos les gustaban grupos de música que no eran "mainstream", al menos en Argentina, y mucho menos en la provincia de Corrientes. Gracias a ellos conocí Alesana, una banda de post-hardcore melódico, cuando todavía ni siquiera conocía ese género musical. Debo confesar que al día de hoy es la única banda de ese estilo que escucho y que me gusta. Quizás por lo que su música y sus letras generaron en mí en aquel entonces.
Me acuerdo que hacia el año 2012 todavía no había llegado la masividad de teléfonos inteligentes, por lo que escuchaba las canciones de Alesana a través de un reproductor MP3 y con auriculares de muy baja calidad. Era raro acostumbrar el oído a los "screamos" y voces "guturales", encima en la poca calidad de sonido que ya se imaginan. Sin embargo, de alguna manera empezaba a comprenderla: una narrativa en inglés que trataba de temas universales con gritos desgarradores en los momentos más emotivos de la canción. Este momento de mi vida estaba caracterizado, además, por el primer enamoramiento y el desborde de las emociones que todavía estaba tratando de comprender, de asimilar. Alesana calaba muy hondo en esta manera de vivir las sensaciones. Todo parece tener una melodía tranquila y armoniosa, hasta que llega un punto de quiebre en el que gritar se vuelve necesario, la única manera de sacar desde lo más profundo aquello que nos perturba, nos corrompe y que todavía no encontramos manera de transitar. ¿Hay una manera correcta de transitar lo más profundo de nosotros mismos?
Por aquella época, escuchando las canciones y buscando las traducciones en internet de manera precaria, en ciber-cafés, sin Spotify ni comunidades en redes sociales demasiado organizadas, comencé a tener una especie de refugio que me llenaba por completo. Las canciones adquirían sentido para mí. Las narrativas de Alesana son las pasiones humanas llevadas al extremo, inspiradas en tragedias griegas y en los cuentos de los hermanos Grimm; allí donde no cabe el Amor entonces se hace presente la Muerte, cada palabra es acompañada de la gravedad sonora de los instrumentos. Una guitarra que remueve tus órganos internos, una batería que retumba fuerte dentro del corazón, un bajo que acompaña la pesadez propia del desahogo. La voz de Shawn como si fuera un ángel que nos trae redención y Dennis llevándonos una y otra vez al poderoso infierno de nuestras pasiones. Todo eso representaba Alesana en un viaje con los ojos cerrados y la música a todos volumen en mi cuarto de adolescente.
En el año 2010, la banda vino por última vez a Buenos Aires, luego de ese momento se había convertido en una especie de sueño vívido que recorría internet y los imaginarios sociales de grupos de jóvenes que se identificaban con la cultura "emo". Jóvenes profundamente emocionales, disconformes con la norma que organizaba el mandato de felicidad, de alegría, de apariencias que ocultaban la verdadera tragedia humana. Chicos y chicas que elegían vivir inmersos en su reducido entorno, incapaces de seguir los consumos culturales, la estética y el estilo de vida de las mayorías. En el año 2024, catorce años después, con este grupo de chicos ahora más grandes, Alesana regresa a tocar a la Argentina; un fenómeno que pone en juego una serie de sensaciones extrañas y, a la vez, irresistibles.
Saber que Alesana regresaba después de tantos años, volver a escuchar los temas que tanto nos convocaron, sentir que una época pasada estaba nuevamente cerca, fue un cúmulo de sentimientos nostálgicos y sumamente emocionantes. Enseguida vinieron los nervios, las especulaciones, seguirlos a cada publicación para saber qué canciones habían tocado, cómo fue el recibimiento de los otros países, de qué manera homenajear a nuestros queridos artistas, agasajarlos y agradecerles el tremendo esfuerzo de poder (volver a) verlos, algunos incluso por primera vez. Una agitación interna silenciosa similar a aquellos coros del cierre de sus canciones como en "Lullaby of the crucified". A medida que se acercaba la fecha de su presentación, la excitación llegaba como una verdadera "Ambrosía" en todo su esplendor. Ahí estuvimos el 25 de Abril de 2024.
El show estuvo precedido por dos bandas soporte que hicieron de "teloneras". Más tarde, en un "Uniclub" repleto, en donde quienes recién entraban tenían que avanzar a los empujones para alcanzar un lugar privilegiado, se dio lugar al regreso de los artistas de habla inglesa. Apenas comenzó el show su energía hizo vibrar el espacio, absolutamente todos los presentes comenzaron a saltar y a corear sus canciones, una especie de revuelta oscura y festiva se montó frente al escenario. Los parlantes nos traían la fuerza de las vibraciones de voces, instrumentos de cuerda y de batería para que cada uno desde su lugar pueda cantar y sentir una vez más que cierta época estaba teniendo lugar ante nosotros. Los gritos de desahogo cantando y algunos hasta llorando, en una suerte de espectáculo vital increíble, de nuevo las viejas sensaciones haciéndose presentes y copando la totalidad inmediata. Todavía siento recorrer en el cuerpo los estruendos de voces y de guitarras eléctricas, sumado al humo y a la pasión irrefrenable de todo el grupo viviéndolo exactamente como uno si fuera uno solo: el público hecho cuerpo.
Dennis fue el encargado de llevar adelante el diálogo con los fanáticos entre las canciones. Una persona completamente carismática que no parece vincularse directamente con su alter ego de voces "screamo" y "guturales". Una ambivalencia que expresa, una vez más, que las apariencias engañan, aquello que se nos presenta como oscuro o trágico puede estar al mismo tiempo desbordado de amor y de ternura. Dennis se dio completamente al público; se animó a expresar palabras en el idioma español; mantuvo momentos de intimidad con chistes inocentes y se hizo cargo de cuanto regalo le acercaron; permitió a jóvenes subirse al escenario a cantar con él; le dio su mano a la mayor parte de los presentes cercanos al escenario y hasta se conmovió con canciones "de hinchada" que le cantamos a lo que respondió con un "what the fuck?" en tono irónico y dulce a la vez. Toda la noche una energía increíble en un artista que desde su mirada cómplice ya logra seducirnos.
Alesana logró traer viejos recuerdos con su música, nos hizo sentir por un momento que somos chicos otra vez y que el tiempo no pasa, como si fuera solamente una percepción de las cosas; como si todo dependiera apenas de nuestro estado de ánimo. Bastaba verlos a ellos, nuestros artistas ya con sus familias, con sus parejas recorriendo el mundo con su música como si se tratara de una gira en los comienzos de los años 2000. Alesana es una banda que logra hacernos trasladar a la época más sentida, la de mayor auto-descubrimiento, la de las emociones desbordando nuestra subjetividad. Me pasó que días antes del show escuchaba la "playlist" que iban a tocar y no podía creer cómo cada letra volvía a tener una significación profunda aún en el tiempo presente. Escuchaba "Seduction" y Alesana me decía "Do you remember me and our beautiful affair?". Me reía y sólo tenía más ganas de escucharla, de asistir a ese espectáculo que nunca jamás había imaginado vivir. En el 2013 había incluso pintado mi motocicleta con el nombre de la banda y cualquiera que se acercaba me preguntaba al mejor estilo Dennis: "¿qué carajo?". Porque desconocían qué era Alesana. Tampoco yo sabía que iba a convertirse en una parte importante de mi identidad, de nuestra identidad. El grupo de post-hardcore melódico estadounidense conformó la mejor época de mi vida y hoy vuelve a tener una vigencia increíble. Y vuelvo a emocionarme y a sentirme parte de algo todavía más grande. Algo que parece que va a acompañarme para siempre.
Ahora, como esa noche, siento que Alesana es todo, juntos nos atrevimos a gritar "¡you're everything!" durante la ejecución de "Apology", casi como una despedida. O mejor dicho como un "hasta luego", porque Alesana probablemente nunca se despida del todo, aunque esta última canción que nos tocaron haya cerrado con la frase "a beautiful last goodbye". Alesana, tú eres todo. Gracias.
@nicomaislegal