Una cámara fija encuadra a una persona triste.
Alguien más se sienta a su lado sin entrar en escena y se oye su voz mientras le ofrece pañuelos para secarse las lágrimas.
Sólo se ve el rostro de la persona sufriendo o reaccionando a cada enunciado.
-Es duro, ¿no?
Dejame adivinar: ¿Desamor? Si es desamor créeme que se te va a pasar... y tiré así "desamor" porque es lo primero que se me viene a la mente.
Si fue un engaño no es tan malo. Ni siquiera hace falta que me cuentes. Porque si fue un engaño créeme que es lo mejor que podía pasar. Porque entonces podés alejarte sin rodeos de alguien que todo el tiempo te estuvo haciendo mal y no te dabas cuenta.
Sí, de verdad, si es eso te prometo que vas a estar mejor de acá a algún tiempo.
Algún familiar enfermo sería algo grave. Y no grave en el sentido de que todo lo demás no duela o no deba doler. Lo que quiero decir es que eso es jodido porque la impotencia te destruye por dentro y aunque llores pareciera que intentás vaciar un pozo de agua sin fondo.
Yo lloré en publico en varias ocasiones por el fallecimiento de mis mascotas. Capaz que es eso. Y ahí aprendés a la fuerza que la muerte es parte de la vida y que los recuerdos te pueden empujar a seguir. Y hasta vivís la vida que la otra persona no pudo. Solo para imaginarla sintiéndose mejor.
Ya si es la política lo que te hiere digamos que la historia de los países es bastante cruel en sí misma. Así que espero que no te haya afectado tanto la crisis económica. -La persona esboza una sonrisa diciendo que no.
-Mm, creo que tus problemas no son económicos. Sea lo que sea. Vas a estar bien. Siempre se recupera uno a pesar de los problemas. Y esto no es una frase de Facebook, ni un pasaje de Paulo Coelho ni mucho menos una cita de Stamateas. Esto va más allá de autores de autoayuda o enunciados popularizados.
Esto se trata de la genética misma del sujeto que se dedica a la desventura de la vida. Porque siempre nos levantamos. Siempre pensamos que llegábamos hasta ahí, pero justo en ese momento te descubrís fuerte. Te encontrás a vos misma reflexionando si debiste haberte puesto mal por alguna cosa como esa. Y decis <<la puta madre loco yo no estoy para esto. Yo estoy para preocuparme por otras cosas. Por cuestiones que me hagan bien. Que me hagan sentir plena. Con ganas de vivir cada día. Y no con los ánimos por el suelo, encima en un subterráneo>> ¡que si te ponés a pensar está todavía más abajo que el propio suelo que camina todo el mundo por las avenidas! Pero pensar que hay otros subterráneos más abajo, te inspira a pensar que se puede estar mejor, por supuesto.
Y esta vez no quiero caer en la dicha ingenua de darlo todo por benevolente de manera mágica. Si no que hablo más de una felicidad que nace desde la propia trágica de estar vivos y que aún aceptando que esa vida no tiene sentido en cada individuo la aceptamos como absurda y tratamos de velar por un ideal que nos mantenga ocupados y que venga a generar valor en la humanidad.
No sé exactamente cual es tu llanto. Pero te puedo asegurar que hoy merece la pena. Mañana no.
-Un silencio-.
Perdón, pero bajo en la próxima parada.
Quédate con los pañuelitos. Seguro se los podés ofrecer a alguien en otro viaje.