Si muriera mañana, no lloren por mí. He sido feliz aunque jamás supe definir la felicidad. He conocido el amor y he conocido el odio. Aprendí la diferencia entre el sexo y hacer el amor. Aprendí a perdonar a los que nos lastiman y regalarles una sonrisa. Quizás lloren por mí, tal vez no pueda evitar que mi recuerdo los llene de nostalgia. Supongo que no volverán a verme, ni mi sonrisa, ni mis bromas estúpidas. Ya no sentirán la calidez de mi ternura y mi absurda capacidad para la polémica con ansias de diversión. Extrañarán mis risas incontenibles, rezarán mucho aunque yo no creía en ninguna religión. Pensarán que no es cierto, pero mi muerte es tan real como lo fui yo. No sé porqué escribo esto, pero la poesía es capaz de muchas cosas, es incluso, algo mágica. Un mal presentimiento es hoy mi musa y anuncio mi muerte en literaria prosa. No es tema de adolescencia describir lo que siento si muriera mañana, es solamente una facultad humana llamada expresión. Tan humano como tú, lector, que te sorprendes de cómo supe de mi despedida sin saludos anticipados. En fin, los libros que leí son una pista importante. En ellos encontré el sentido de la vida: escribir. Todo aquello que leemos es la esencia de la vida de otra persona. Jamás te sientas solo/a, hay demasiados libros por doquier con ganas de ser leídos. Y siempre habrá un “reader” que te facilitará amablemente el PDF con tu texto favorito. Hablaba de lo que aprendí, si no les importa contaré que aprendí que la única forma de seguir viviendo es con una sonrisa, también que los sueños se cumplen y que estos, señores, superan la misma realidad finita en la que subsistimos. Aprendí que las madres no son solo aquellas que dan a luz sino las que cuidan, protegen y aman incondicionalmente imponiendo, a veces, castigos. Aprendí que hay que perdonar a los padres y comprender la dureza del camino que transitamos en la vida. Aprendí que si no nos educamos jamás seremos realmente libres, estaremos presos de la ignorancia y seremos nuestro propio prisionero. Aprendí que escribir puede ser lo más bonito que existe o lo más atroz en otros casos. Aprendí que uno jamás tiene verdaderos problemas porque en algún lugar hay alguien más, con Cáncer, Síndrome de Down, trastornos psicológicos, pastillas tranquilizantes, bipolaridad, autismo, HIV, deformidades, amputaciones, y, sin embargo, siguen adelante. Aprendí que la única forma de vencer los miedos es enfrentándolos con la frente en alto y con confianza, que no hay muro que no se derrumbe si tenemos la voluntad suficiente para superarlo. Aprendí que creer en uno mismo es creer en la humanidad, y esta, si cree en ella, apuesta a ella y vive para ella, logrará que la Tierra sea un lugar mejor habitable para todos. Me falta aprender si Dios existe. Estaré muerto, ya lo sabré y no pienso decírselos, entonces. No lloren por mí, estaré vivo en cada poema que supe escribir. Si la ven, díganle que fue el amor de mi vida, sino la ven, ella siempre lo sabrá.
08/12/2013