Hoy me encontré de cara al tiempo
me dijo que es cruel e injusto
que no le importan los sacrificios
ni los desvelos, ni los eternos juegos.
Me confesó que no sabe de poesía,
que le gusta jugar con fuego,
camina lento, da saltos largos, tropieza,
cae, sube y baja, pero nunca
se queda quieto.
Hoy me senté en el mismo banco
que aquel viejo titán del tiempo griego,
el que devora a sus hijos
para que no lo sucedan luego.
Me dijo que ha visto todas las guerras,
todas las culturas, todos los miedos,
que los humanos todos iguales
le tienen pavor y evitan verlo.
Hoy me tome unos mates
con el dios Tiempo y me dijo
que no hay nada que valga el duelo
si somos, sin fines, tan solo un medio.
Me quedé raro, como pesado y triste,
me despidió con un apretón de manos
me vi a mí mismo saludando al viejo
que me hizo niño y ahora hombre
y mañana me hará un entierro.