De día no sabemos ver la estrellas
elegimos la noche, allá lejos,
para recordar nuestras luces,
para ensanchar nuestras sombras,
para conocer nuestra pena
para recordar nuestra gloria.
Cada cierto tiempo, tomamos distancia
porque la vida es circular y somos
apenas un hilo de este largo enriedo
al que nos aferramos como se aferra
esa planta verde que persigue el cielo.
En la grisácea tristeza de la vida
recordamos a quienes fueron
para nosotros la dulzura, la acuarela,
retazos de tela, pintura, bruma
de un mar que burbujea
agua fresca, sostén, caricia,
cuidado y deseo,
apoyo, cariño,
afecto y consuelo.
Sólo en la oscuridad se ve la estrella
que te acompaña a toda hora.
Mirar al cielo y sentir humildemente
la calidez que brindan las auroras.