No quiero sentir la energía,
ni el cosmos, ni la manifestación.
No quiero inmensidades, ni deseo
que me lleves a lugares recónditos,
impensados, no quiero tu sueño,
ni tu efervescencia, no quiero
que me cuentes experiencias
increíbles, ni las conexiones
que lograste cuando miraste
dentro tuyo, lo que sea
que eso signifique.
No quiero mirarte a los ojos y mentirte.
No voy a jugar tu juego ni a engañarte
diciendo que mi alma clama por tu alma,
que los astros me trajeron a tu encuentro,
que los mundos del pasado nos forjaron
como el presente futuro de lo nuevo.
No sos magia, ni energía, ni fantástica,
no soy crédulo, ni falso, menos ventajero,
somos el crudo encuentro de lo vano,
la amalgama antónima de lo opuesto.
Me niego a seguir en este juego,
de locuras, de evasión y fantasía,
me quedo con la anécdota, tu vuelo,
los libros, los encuentros y la risa.
La función se cierra y cede el mago
a su público la oportunidad del agasajo
todos saben que miente y todavía
celebraban el engaño con destajo.
No pienso aplaudirte las hazañas
mas bien pretendo decirte en estas líneas
que me harta consentirte como niña
cada vez que me hablas de tu magia.
Espero se termine finalmente
y que encuentras en toda dicha ingenua
la totalidad de tus sueños realizados
que nunca la tragedia te presente
la realidad que tu velo hoy encubre:
que la vida es sufrimiento y todavía
merece ser vivida sin mentiras ni sedantes.