"Sin mis goteras yo no sería feliz"
exclamaba el viejo y yo no le creía.
Durante las tormentas se cortaba la luz
en el pueblo de Mercedes y recuerdo
que salíamos afuera para poder mirar el cielo,
y observábamos a cada nube irse lejos
y al ocaso asomarse con su oscuro velo.
A las ranas cantar matando el gran silencio
que nos acompañaba en aquella dulce noche
y yo veía a la oscuridad enseñarnos
la luminosidad del universo, la soledad
enorme de quienes habitan este orbe.
Hoy solo tengo pantallas y más pantallas,
en una ciudad con edificios y más edificios
tapando el vasto cielo que ya no es luminoso
y ya no se corta la luz ni croan las ranas
y el viejo me dice sus goteras le dan nostalgia
y a mí me dan nostalgia cada una de las noches.