Llegaste sin pedir permiso, como el viento del sur,
o como la navidad cuando éramos niños,
o como el sueño después de varios vinos,
así sin avisar, sin pensar que llegarías,
nunca.
Es tu forma de comunicarte, porque ahora,
ahora que te fuiste me dejaste repleto de tu silencio,
y no es frío, y no es quieto, tampoco es triste,
es el mismo sabor, los mismos colores que tu cielo,
eterno.
Trato de interpretarte, pero es una lengua que no hablo,
intento escucharte y allá lejos, tu voz, no me dice nada
todos mis sentidos palpitan preguntas, llueven
afuera tus pecas, tus ojos son nubes que lloran,
tanto.
No voy a decir que te extraño, ni que te quiero, eso nunca
fue necesario cuando estabas cerca, cuando estabas dentro,
ahora tan afuera, tan externa a mí, sobran las palabras
y escribo con el único objetivo de que escuches
cuanto faltas.