La presión social de demostrarnos a nosotros mismos
que somos felices.
Que tu título universitario
Que tu físico aceptable
Que tu independencia
Que tu pareja
Y nadie te pregunta nunca si el título
te hizo sabio
O si las horas en el gimnasio
te hacen sentirte bien
O si la soledad
no es tu compañera,
y la extrañás como nunca.
A nadie le interesa
y tu felicidad está en una esquina de la habitación
con miedo a que le griten,
a que la indaguen,
a que la juzguen,
hay que cuidarla
alimentarla
defenderla.
Si la ven vulnerable podrían atacarla
con palabras duras:
"No le da vergüenza"
"Quiere llamar la atención"
"Debería hacer esto o aquello"
"A ver cuánto le dura"
"Seguro es falso"
"No tiene idea de lo que está haciendo"
"No está bien de la cabeza"
O "Está enfermo"
Que el mundo se esconda un momento
porque la felicidad merece salir a la calle
y mostrarse como es.