Un niño le explica a otro de qué están hechas las telarañas.
Al rato, él mismo se sorprende de todo lo que acaba de inventar,
pero ya es tarde, y ya es mediodía, y ya tiene casi treinta años.
Entonces no puede decir "mentí", así que sostiene el engaño.
Se inventa un horizonte por si le preguntan.
Y tiene todas las respuestas filosóficas.
Y se ha leído a todos los autores, al menos de pasada.
Y ha sufrido todas las historias jamás contadas.
El niño ignora cómo decir "no sé, me lo inventé todo"
y a la vez quiere compartir con todos y anda
de aquí para allá, dando consejos, brindando soluciones,
pero el niño no sabe el secreto de las arañas,
ni dónde termina el horizonte,
ni todas las respuestas filosóficas,
ni se ha leído a todos los autores,
ni le han sucedido todavía todas las historias,
el niño no sabe, se lo ha inventado todo,
y ya tiene casi 30 años.