¿Cómo le explico a usted, poeta?
Que las mujeres ya no quieren que las cuiden,
ni que les abran la puerta, ni que las admiren.
¿Cómo le explico, poeta?
Que en los tiempos que usted escribía,
solo eran musa, adorno, risa, quietud difusa.
¿Cómo le explico, poeta?
Que ellas ya no quieren ser princesas,
ni quieren cuentos, tampoco poemas.
Porque de un tiempo a esta parte
ellas escriben sus propios versos,
luchan sus propias guerras,
narran su propia historia
y combaten nuestras miserias.
Ya no son crisálidas tenues y delicadas,
son mariposas que vuelan contra la niebla,
que se nutren del néctar de su rebeldía inmensa.
¿Cómo le explico a usted, poeta?
Que en los tiempos que corren
ya no son simples compañeras
ahora son líderes, son hacha y sierra,
son guerreras hechas de hartazgo,
son puño cerrado, son nietas de hechiceras,
son ese grito de equidad y de derechos,
son ejemplo de revolución,
son mujeres, en cada uno de sus cuerpos,
son sus propias dueñas y hoy lo demuestran.
Así que le pido a usted, poeta,
que si quisiera escribirles
no las describa como antaño
porque ya no son
lo que en su época eran.