¿Por qué hacemos esto, qué pasaría si lo dejamos ir?
Si dejamos que los valores dejen de importarnos, si ya no llamamos a los amigos, si dejamos secar las hojas de los arbustos, si matamos con vino nuestros domingos.
¿Qué sentido tiene aquello que nos invade? Si nunca fue nuestro; todo lo aprehendimos. Si somos masa, si somos musgo, si somos sombras, si somos niebla, si somos mudos.
Si somos polvo, si somos estrellas, si nadie nunca jamás se entera, de que hubo un mundo, reinó Cleopatra y Víctor Hugo escribió un poema.
¿Qué importa?, en serio, si a nadie nunca jamás quisiste, o si te quisieron. ¿Para qué tanto? ¿para qué intento?, si cuando duermo yo ya no veo, tú ya no sientes, él ya no escucha, ellos no saben y nosotros menos.
¿Para qué tanta tinta en la piedra si vanos trogloditas ya se extinguieron?
¿Para qué escribo si ya no leen? ¿para qué luchan si al final temen? ¿para qué perseguir sueños que ya no sienten?
Quizá sea para matar el tiempo, subir la piedra como aquel Sísifo, nombrar la vida, llevarse un soplo de agua infinita, para sentirle el sabor al mundo aunque este dure tras muchos años, solo un puñado, solo un segundo.