Cuando duermo, el gato a los pies de la cama
sueña.
A veces me acuesto preocupado y él sueña con el futuro
y sus pelos se erizan, y sus garras se tensan,
y su cuerpo se estira y se encoge.
Cuando duermo, volviendo de alguna ilusión,
sus sueños se acuestan panza arriba,
y ronronea antes de dormir,
con sus uñas escondidas bajo el manto de pelos.
Cuando lloro antes de dormir,
mi gato no duerme,
se acurruca a mi lado, y siente,
y yo a veces escribo,
para poder dormir.