Ausencia.
La inmediatez del tiempo escapando
y un silencio.
Una presión en el pecho.
La almohada que no deja de dar vueltas.
Los ojos heridos de sueño.
Los manos vacías.
La boca seca.
Un pensamiento recurrente.
La bronca, el miedo.
Dos horas más de insomnio
y el enfrentamiento
a un mundo al que no le importo.
Las calles, la gente.
Los colectivos que gritan.
El tiempo que ahora corre
y nunca llega a tiempo.
Las corbatas que transpiran.
Las polleras que piensan.
El mundo que gira.
La tevé que miente.
La basura invadiendo la cabeza,
la que sacan en contenedores a las veinte.
Mi cuerpo infinito
como agua recorre los días.
Se adapta, escabulle y se pierde.
Vuelvo a casa hecho una tormenta.
Me tiro en la cama
y empiezo de nuevo:
Ausencia...