El problema no es el momento anterior
ni el momento siguiente.
Quiero decir que no pasa por esos malos entendidos
o por haber hablado de más, o de menos,
ni tampoco cuando, más adelante, hay lágrimas y desengaño.
El verdadero momento difícil es el de incertidumbre,
ese "me voy a dormir" y aun con la almohada tapándote el ruido,
solo se escuchan pensamientos,
esa voz que te dice algo y no se llega a entender,
te das cuenta de que tus ojos están abiertos,
tan abiertos que se empujan con los párpados,
y así no podés dormir, y así no podés pensar,
porque es el momento más difícil,
el de no saber cuándo todo se fue por la borda,
cómo pasó de ser el mejor lugar
al peor de los limbos.
Uno hubiera preferido estar ardiendo en el infierno
al menos ahí podría sentir algo: enojo, ira, dolor.
Y las lágrimas podrían brotar,
esto alcanzaría para entender, duele acá,
desde acá podemos empezar a sanar,
pero no.
Ese momento exacto en que todavía no duele,
pero ya es tarde.
No duele, pero es tarde
para dormir, para reparar, para llorar.
Solo queda tiempo para la incertidumbre.